SCHILLER Friedrich. «Über naive und sentimentalische Dichtung». 1795. Sämtliche Werke, Band V. Herausgegeben von Wolfgang Riedel. München: Deutscher Taschenbuch Verlag, 2004. 694-780. Impreso
Schiller, Friedrich. «Sobre poesía ingenua y poesía sentimental». Sobre la gracia y la dignidad. Sobre poesía ingenua y poesía sentimental y una polémica Kant, Schiller, Goethe y Hegel. Trad. de Juan Probst y Raimundo Lida. Barcelona: Icaria, 1985. 67-157. Impreso.
Schiller, F. (trad. de Wolfgang Riedel, 2004)
[p. 722] der Satire wird die Wirklichkeit als Mangel dem Ideal als der höchsten Realität gegenüber gestellt. Es ist übrigens gar nicht nötig, daß das Letztere ausgesprochen werde, wenn der Dichter es nur im Gemüt zu erwecken weiß; dies muß er aber schlechterdings, oder er wird gar nicht poetisch wirken. Die Wirklichkeit ist also hier ein notwendiges Objekt der Abneigung; aber, worauf hier alles ankömmt, diese Abneigung selbst muß wieder notwendig aus dem entgegenstehenden Ideal entspringen. Sie könnte nämlich auch eine bloß sinnliche Quelle haben und lediglich in Bedürfnis gegründet sein, mit welchem die Wirklichkeit streitet; und häufig genug glauben wir einen moralischen Unwillen über die Welt zu empfinden, wenn uns bloß der Widerstreit derselben mit unserer Neigung erbittert. Dieses materielle Interesse ist es, was der gemeine Satiriker ins Spiel bringt, und weil es ihm auf diesem Wege gar nicht fehl schlägt, uns in Affekt zu versetzen, so glaubt er unser Herz in seiner Gewalt zu haben und im Pathetischen Meister zu sein. Aber jedes Pathos aus dieser Quelle ist der Dichtkunst unwürdig, die uns nur durch Ideen rühren und nur durch die Vernunft zu unserm Herzen den Weg nehmen darf.
Schiller, F. (trad. Juan Probst y Raimundo Lida, 1985)
[pp. 96-97] En la sátira el mundo de lo existente se contrapone como cosa imperfecta al ideal como realidad suprema. Por lo demás, no es en absoluto necesario que esto se diga explícitamente, con tal que el poeta sepa evocarlo en el ánimo; pero esto sí es del todo imprescindible para que haya efecto poético. Aquí la realidad es pues objeto necesario de aversión; pero tal aversión ¾y de esa circunstancia depende todo¾ debe a su vez provenir necesariamente del ideal contrapuesto. Porque también podría tener una mera fuente sensorial y estar fundada sólo en una necesidad en lucha con lo real; y con sobrada frecuencia ocurre que creemos sentir cierto disgusto moral para con el mundo cuando lo que nos irrita no es más que su conflicto con nuestra inclinación. Ese interés material es lo que el satírico vulgar pone en juego, y como por este camino consigue al fin y al cabo conmovernos, llega a pensar que ya tiene nuestro corazón en su poder y que maneja magistralmente lo patético. Pero todo patetismo que tenga ese origen es indigno de la poesía, que sólo ha de movernos mediante ideas y sólo ha de llegar a nuestros corazones a través de la razón.