ARTIGA, F. J. Epitome de la elocuencia española. Madrid: Viuda de A. Vindel, 1747.
Artiga, F. J. 1747
[p. 242] El Hyperbaton se hace / quando el sentido se muda, / rompiendo la voz y haciendo / dos vozes de cada una.
GINER DE LOS RÍOS, H. Principios de literatura para texto de los alumnos de retórica y poética en los institutos de segunda enseñanza. Madrid: Librería de la Viuda de Hernando y Compañía, 1892.
Giner de los Ríos, H. 1892
[p. 87] La hipérbole estriba en ponderar las cualidades de un ser ú objeto para ensalzarlo ó vituperarlo, ó simplemente para exagerar la fuerza de la expresión.
HERRERA DÁVILA, J. Lecciones de retórica y poética. Sevilla: Imprenta de D. Mariano Caro, 1827.
Véanse, en especial, los apartados “Bibliografía” (p. 177-189); “Vocabulario” (p. 190-212).
Herrera Dávila, J. 1827.
Hypérbole: voz griega (exceso): fig. de sent. que aumenta ó disminuye excesivamente la verdad de la cosa de que se habla. P. 49. [pp. 201-202]
[p. 49] ¿Qué otro renombre tiene en castellano la Hipérbole! R. Ponderacion ó encarecimiento. Se dice de una persona muy lenta en su andar, que tiene pies de plomo. En el capítulo 3 del Exodo se lee: Yo os daré una tierra por donde correrán arroyos de leche y miel; por decir tierra fertilísima.
HORNERO DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR, C. Elementos de retórica con egemplos latinos de Ciceron i castellanos de Frai Luis de Granada para uso de las escuelas. Valencia: Benito Monfort, 1777,
Hornero, C. 1777.
[p. 133-134] En la Hyperbole, o Exageración tampoco ay mutación del significado; porque en estas palabras: Es mas ligero que el viento, dichas de un hombre que corre con muchissima velocidad, no ay alguna que sea trasladada.
MATA Y ARAUJO, L. De. Elementos de retórica y poética extractados de los autores de mejor nota. Madrid: Imprenta de José Martín Avellano, 1818.
Mata y Araujo, L. 1818.
[p. 43] La hipérbole es un tropo por el que se exagera ó deprime una cosa mas de lo regular: como decir eres mas blanco que la nieve.
MAYANS Y SISCAR, G. Obras completas. Vol. III. Retórica. 1755. Ed. A. Maestre Sanchís. Oliva: Ayuntamiento de Oliva-Diputación de Valencia, 1984.
[p. 351 § 66] Los rhetóricos suelen añadir i esplicar los nombres de otras muchas (sc. traslaciones), como son, hipérbole, perífrasis, onomatopeya i antífrasis.
[p. 352 § 67] Pero si bien se considera, la hipérbole, que Cornificio llamó exuberatio, y poco antes superlatio, como también Quintiliano, i éste mismo superjectio, i los intérpretes de Aristóteles excessus, porque es una especie de amplificación o engrandecimiento i de manera de decir sobreabundante, que sobrepuja i acreciente la cosa que se dice (o al contrario la disminuye demasiadamente) no es tropo distinto de los ya esplicados sino cierta manera de ellos, o por mejor decir, una especie de amplificación, porque nunca se halla en una sola palabra, como conviene a la naturaleza del tropo o traslación, sino en una sentencia o inciso, o miembro della.
[p. 353 § 71] A veces la hipérbole no es afección de algún tropo o traslación, sino de alguna figura, como es la antítesis o contraposición (…).
[p. 353 § 72] Finalmente, la hipérbole es por sí figura, i no disposición de algún tropo o de otra figura (…)
[p. 419 § 48] (Entre las figuras de la amplificación) El encarecimiento, exageración o ponderación, que Cornificio llamó exuberatio; el mismo Cicerón i Quintiliano, superlatio, i los griegos, hipérbole, es una manera de hablar por la qual ponderamos la cosa, más o menos de lo que es. Si la ponderamos más, se llama auxesis en griego; en castellano, crecimiento, sobra o excesso; si menos, en latín defectus; en griego, ellipsis; en castellano, defeto, falta o diminución. Si la exageración se halla en una sola palabra, será tropo, de que ya hemos tratado en su lugar; si en alguna sentencia, figura
[p. 420 § 49] La hipérbole es propia de las amplificaciones; pero deve ser proporcionada al común modo de hablar, de suerte que por ella se conciba, no una monstruosidad desagradable, sino un excesso o diminución, que conociéndose ser tal, sirva para hacer un justo juicio de la cosa (…).
[p. 421 § 50] Las hipérboles demasiado excessivas hacen hinchada la oración, vicio freqüente en nuestros poetas, i aun en los prosistas, Por eso conviene no usarlas con demasía, que es lo más acertado, o moderarlas con alguna partecilla de impropiedad o emienda, porque de otra suerte la hipérbole causa risa a quien la oye i hace que se tenga por necio el que la dice.
[p. 421 § 51] Las hipérboles son lícitas, pues las ha usado Dios freqüentíssimamente por boca de sus profetas i evangelistas, dignándose de acomodarse en esso, como en otras muchas cosas, al común modo de hablar de los hombres.