Retórica y ficción narrativa de la Ilustración a los romanticismos

Licentia. Crítica literaria español

CAPMANY Y MONTPALAU, Antonio de. Filosofía de la eloquencia. Madrid: Antonio de Sancha, Madrid, 1777.

Capmany y Montpalau, A. de 1777

[p. 206] Esta figura se comete cuando el orador, asegurado de su justicia, y del poder de su palabra, se abroga la libertad de proferir con magisterio y sin respetos la verdad o importancia de una cosa, que puede desagradar, u ofender a los oyentes. Desde que los oradores no gobiernan las Repúblicas, hoy esta figura sólo tiene ejercicio en el púlpito, donde la santa voz de la verdad truena sin respetos humanos.

 De esta suerte dice Cicerón en la Philippica III: Vosotros, Padres Conscriptos, es cosa dura el pronunciarlo, pero me veo forzado a decirlo; vosotros, digo, disteis la muerte a Servio Sulpicio.

 Otro elocuente escritor en elogio del primer Magistrado de la nación, dice: El carácter de la verdadera grandeza es la simplicidad: yo me atrevo a decirlo a este siglo fastuoso, porque la voz de una generación que pasa, y que mañana no -será, no debe sofocar la de la verdad que es eterna.


GÓMEZ HERMOSILLA, J. Arte de hablar en prosa y verso. Madrid: Imprenta Real, 1826, 2 vols.

Gómez Hermosilla, J. 1826.

[p. 155] Parresia. Consiste en aparentar que uno se excede diciendo alguna cosa, de que parece debia ofenderse aquel mismo á quien se habla. Se dice que esto ha de hacerse con fingimiento y estudio, porque si la libertad que uno se toma es franca y sencilla, no hay fingimiento ni disimulo, pues, como ya observó Quintiliano, ¿qué cosa hay menos artificiosa ó disimulada que la verdadera franqueza? Quid minus figuratum quam vera libertas?


Prontuario de retórica y poética, extractado de los mejores autores nacionales y extranjeros por un antiguo profesor de estos ramos. Madrid: Imp. de Fuentenebro, 1839.

[p. 17] Licencia: aquella con que el orador ofrece no disfrazar algunas verdades importantes, aunque tema que puede faltar al respeto de las personas á quienes se dirige.